Es verdad que todos los meses, y todos los días, valen para rezarle a la Virgen María. Pero eso no impide que se le dedique de un modo especial un día a la semana: el Sábado. Ni que se le dedique un mes al año: el mes de Mayo, corazón de la Primavera. Por ello se le denomina también Mes de las Flores. En este caso, las flores son flores espirituales: oraciones y obras buenas. Por la tarde, a continuación del Rosario, tenemos unas lecturas, unas reflexiones y unas súplicas. Entre éstas, está la conocida oración de San Bernardo, muy devoto de la Virgen María. Para quienes no la sepan, la transcribimos aquí ahora:
Oración de San Bernardo a la Virgen María (s. XIII)
Acordaos, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorado vuestra asistencia y reclamando vuestro socorro haya sido abandonado de vos.
Animado con esta confianza, a vos también acudo, oh Virgen madre de las vírgenes, y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a comparecer ante vuestra soberana presencia.
No desechéis, oh purísima Madre de Dios, mis humildes súplicas, antes bien dignaos atenderlas favorablemente y concededme los que os pido.
Amén
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