Estamos ya en el mes de noviembre, Mes de Santos, Mes de Difuntos, como se le denomina a veces. Se le denomina así, sobre todo en el mundo rural, porque es el mes que se inicia con la fiesta de Todos los Santos, seguida del día de Difuntos, ambas celebraciones muy populares y concurridas.
- En la fiesta Todos los Santos honramos y nos encomendamos a todos aquellos que, cruzada la frontera de la muerte, viven ya plenamente felices en el Cielo. Entre ellos están, sin duda alguna, muchos familiares y amigos nuestros. Es una fiesta de carácter festivo y estimulante. Ellos alcanzaron ya la meta que nosotros esperamos alcanzar un día.
- El día de Difuntos no tiene ese carácter festivo, pero tampoco es un día triste. La palabra que mejor caracteriza el Día de Difuntos es la palabra Esperanza. Quienes están en el Purgatorio todavía no alcanzaron la meta, pero saben que la alcanzarán. Hay algo en ellos que necesita purificación; algo que hay que poner a punto. Pero saben que Dios les ama; ellos aman a Dios y confían en Él. Saben que el éxito, el triunfo final, está asegurado. No es un día triste, pues, el Día de Difuntos. Es un día de esperanza...
Creo en la Comunión de los SantosAquí la palabra comunión, significa unión o relación. Los santos que están ya en el Cielo pueden interceder a favor nuestro, los que todavía peregrinamos por este mundo. Y nosotros, los santos (los santificados por el Bautismo) podemos ayudar a los que están en la sala de espera, el Purgatorio, para que se acelere su llegada a la Meta, al Cielo.
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