¿Por qué y cómo rezar?

Santa Teresa decía que rezar es tratar con Dios. Estupenda definición de lo que es rezar. Cuando dos vecinos se llevan mal y ni siquiera se saludan cuando se cruzan en el camino, los demás vecinos dicen de ellos que no se tratan. Se conocen, pero no se tratan. La oración, rezar, es tratar con Dios. Hablar con él. Y se puede hablar con él echando mano de oraciones que vienen en el Catecismo, o en otros libros, o en estampas. O también hablándole cada uno a su manera, con sus propias palabras. Y se puede hablar con Dios para darle gracias, para pedirle algo, para manifestarle nuestras dudas, nuestros problemas, nuestras dificultades; hablarle de nuestras cosas... Tratar con él, hablar con él como se habla con un padre, con un amigo, usando nuestras propias palabras...

Es muy importante rezar. Se ha dicho que la oración es para el creyente como el agua para el pez: el pez no puede vivir fuera del agua; el creyente no puede vivir, como creyente, sin la oración. La Cuaresma es un buen tiempo para intensificar la oración. Por ejemplo, rezando todos los días en familia un Padrenuestro y tres Avemarías. Qué bueno y qué fácil.

¿Por qué rezar? Porque si uno cree en Dios y cree que está en todo, es decir, que está siempre junto a nosotros, no como un policía que nos vigila para anotar nuestros fallos, nuestras faltas, sino como un padre que está a nuestro lado porque nos ama y quiere ayudarnos, entonces, lo lógico es que hablemos con él... que recemos.

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Pastoral Santiago