Se trata del rezo de un Rosario más corto que el tradicional, en el que en vez de 10 Avemarías se rezan 3, y en vez de los 5 Misterios se dicen 3. Empezó con Verónica O'Brien, quien en la fiesta de la Natividad de María del año 1984 vivió una experiencia espiritual en la Jesús mismo le reveló este rezo como una forma singular de honrar a su Madre.
Verónica era una mujer cristiana, nacida en Irlanda (16/08/1905), de vida cristiana profunda y con gran devoción a la Virgen María, reflejada en el rezo del Rosario. Cuenta que el mismo Jesús le mostró la forma del Rosario que se llamaría Rosario Fiat.
Verónica contó todo esto al Cardenal Suenens, al parecer su director espiritual y amigo, y un gran colaborador del Papa San Juan XXIII para la puesta en marcha del Concilio Vaticano II.
De la talla espiritual de Verónica O'Brien dan cuenta las cartas que con motivo de su muerte, en Bélgica (19/02/1998), escribieron sobre ella el Papa San Juan Pablo II y el Cardenal Lustiger, Arzobispo de París. Más tarde, también hablaría con entusiasmo y exhortaría al rezo del Rosario Fiat el Cardenal belga Dannels, sucesor de Suenens, el que había recibido las confidencias de Verónica y que había escrito un libro dándolas a conocer y avalando y animando al rezo de este Rosario, llamado Fiat, palabra latina, que significa hágase, con la que la Virgen María dijo sí a la propuesta que el Ángel Gabriel le hacía de parte de Dios para que fuera la Madre del Mesías, es decir, Jesucristo, el Hijo de Dios, que iba a venir al mundo como Salvador Universal.
Verónica era una mujer cristiana, nacida en Irlanda (16/08/1905), de vida cristiana profunda y con gran devoción a la Virgen María, reflejada en el rezo del Rosario. Cuenta que el mismo Jesús le mostró la forma del Rosario que se llamaría Rosario Fiat.
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| Rosario Fiat |
Verónica contó todo esto al Cardenal Suenens, al parecer su director espiritual y amigo, y un gran colaborador del Papa San Juan XXIII para la puesta en marcha del Concilio Vaticano II.
De la talla espiritual de Verónica O'Brien dan cuenta las cartas que con motivo de su muerte, en Bélgica (19/02/1998), escribieron sobre ella el Papa San Juan Pablo II y el Cardenal Lustiger, Arzobispo de París. Más tarde, también hablaría con entusiasmo y exhortaría al rezo del Rosario Fiat el Cardenal belga Dannels, sucesor de Suenens, el que había recibido las confidencias de Verónica y que había escrito un libro dándolas a conocer y avalando y animando al rezo de este Rosario, llamado Fiat, palabra latina, que significa hágase, con la que la Virgen María dijo sí a la propuesta que el Ángel Gabriel le hacía de parte de Dios para que fuera la Madre del Mesías, es decir, Jesucristo, el Hijo de Dios, que iba a venir al mundo como Salvador Universal.
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