Giovanni Papini (1881-1956), célebre escritor italiano, ateo converso cristiano, en su libro "El Diablo" , llama al dinero "excremento del diablo".
Observando como detrás y dentro de tanta corrupción como emponzoña nuestra vida social casi siempre se halla presente como móvil principal el dinero, la simbólica denominación de Papini parece correcta y acertada.
Sin embargo, el dinero, como tantas otras realidades, es ambivalente. Por eso, al hablar hoy de dinero a gente de Caritas, y del dinero de Caritas, me viene a la memoria otra definición, la que oí al responsable de Caritas de Santiago, hace muchos años, tal vez unos 50, cuando dicha Caritas tenía su sede en San Roque, en ese noble edificio, con varios siglos de existencia, que primero fue hospital, luego durante unos años hizo de Seminario Menor, hasta que entró en funcionamiento el de Belvís, y que actualmente es la sede del Instituto de Estudios Gallegos "Padre Sarmiento". Aquel responsable de Caritas, cuyo nombre no recuerdo, decía que "el dinero de Caritas es sagrado". Lo decía refiriéndose a la escrupulosidad con la que hay que administrar el dinero de Caritas.
Efectivamente podemos decir que el dinero de Caritas es sagrado por su destino, que son los pobres, los necesitados, en los cuales nos encontramos con Jesucristo, quien mira, acepta y recompensa el bien que hicimos al pobre, al necesitado, como hecho a él mismo: "Os digo que lo que hicisteis a uno de estos hermanos míos mas pequeños a mi me lo hicisteis" "(Mt. 25, 35-40)
Debe ser "sagrado", limpio, también en su origen: a Caritas no debe llegar ni Caritas puede aceptar ni ser cauce de dinero "sucio": Dinero que sea fruto de injusticias, de negocios sucios, de donativos, subvenciones o convenios que, explícita o implícitamente incluyan actuaciones o ayudas que no sean conformes con la moral cristiana.
Escrupulosidad también en la administración del dinero que llega a Caritas. Esto exige establecer prioridades objetivas, en cuanto a las personas a las que se concede la ayuda y en cuanto a los medios elegidos para prestar la ayuda: si se puede satisfacer la misma necesidad con menos dinero, lo que se ahorra queda para poder atender a mas peticionarios de ayuda.
Y todo ello, sin olvidar que en Caritas no solo importa lo que se da y cuanto se da, sino que también importa, y no es menos importante, el cómo se da; el cómo se atiende y se trata a la gente. Caridad es más que dar una limosma, es mas que dar cosas... es dar dándose: es cariño, cercanía, compasión, respeto, EMPATÍA. No siempre podemos dar las cosas que nos piden; pero siempre podemos y debemos dar un buen trato. Tratar como nos gustaría que se nos tratase si estuviéramos en su lugar. San Pablo hablando de esto en su famoso himno sobre el amor, dice: "Aunque repartiese todos mis bienes, si no tengo amor, de nada sirve" (I Cor, 13,3)
Está claro, ¿verdad?. Pues a ponerlo en práctica.
Ramón Antelo Pena
Consiliario
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