Tras las huellas de San Rosendo

San Rosendo, patrono de la parroquia que lleva su nombre en A Coruña, la única de la Diócesis puesta bajo su patrocinio, fue uno de los principales protagonistas de la Historia de Galicia en el siglo X. Nació en Salas-Santo Tirso, cerca de Braga (Portugal), que por entonces formaba parte de Galicia. Siendo todavía un niño sus padres lo enviaron para junto a su tío Sabarico, obispo de San Martín de Mondoñedo, donde recibiría una esmerada formación humanística y religiosa. A lo largo de los 70 años de su existencia, fue Obispo a los 18 años, primero de Mondoñedo (donde se conserva más antigua de España) y más tarde de Santiago; político y militar, defendiendo Galicia de los ataques de los vikingos que no paraban de incordiar y, a veces, arrasar las costas del sur de Galicia, y monje, que era lo que más le apetecía, lo que había deseado siempre. Las otras tareas las aceptó como un servicio al pueblo gallego y porque se lo pidieron. Para comprender esta complejidad de la vida de San Rosendo hay que contextualizarla. Murió como monje en el célebre monasterio de Celanova (Ourense) que él mismo había fundado. Era el 01/03/977. Allí se conserva su sepulcro.


La parroquia de San Rosendo peregrinó a los lugares más conocidos y emblemáticos en la vida del Santo; los ya mencionados. pero quedaban dos que, como parroquia, teníamos sin visitar: A Capela, donde, en el santuario de Nª Sra. das Neves, se conserva una alba usada por nuestro Patrono, y Caaveiro, donde estuvo de monje y a donde acudía en sus Retiros Espirituales siendo ya Obispo. Esa peregrinación pendiente, tuvo lugar el 29 del pasado mes de junio, con un autocar grande totalmente lleno. La foto que ilustra esta reseña atestigua nuestra presencia en el santuario de As Neves, donde fuimos recibidos y muy bien atendidos por el Párroco, D. Santiago Cotelo Suárez.

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