San Justino, hombre sabio y mártir cristiano, nació a finales del siglo I y probablemente conoció a algunos discípulos de los apóstoles. Veamos como describe la celebración de la Eucaristía (=Santa Misa) en su tiempo:
El día que se llama del sol se celebra una reunión de todos los que moran en las ciudades o en los campos, y allí se leen, en cuanto el tiempo lo permite, los recuerdos de los apóstoles o los escritos de los profetas. Luego, en cuanto el lector termina, el presidente hace una exhortación e invitación a que imitemos estos bellos ejemplos. Seguidamente nos levantamos todos a una y elevamos nuestras preces. Terminadas estas, se ofrece pan y vino y agua, y el presidente hace igualmente subir a Dios sus preces y acciones de gracias, y todo el pueblo exclama diciendo “Amén” . Luego tiene lugar la distribución y la participación de los presentes en los alimentos consagrados por la acción de gracias y su envío por medio de los diáconos a los ausentes.
Los que tienen y quieren, cada uno según su libre determinación, da lo que bien le parece, y lo recogido se entrega al presidente y él socorre de ello a huérfanos y viudas, a los que por enfermedad o por otra causa están necesitados, a los que están en las cárceles, a los forasteros de paso, y, en una palabra, él se constituye provisor de cuantos se hallan en necesidad. Y celebramos esta reunión general el día del sol, por ser el día 1º, en que Dios, transformando las tinieblas y la materia, hizo el mundo, y el día también en que Jesucristo, nuestro Salvador, resucitó de entre los muertos.
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