Martin Luther King - cuando ya estaba seriamente amenazado de muerte, amenaza que luego se cumpliría- dijo aquello de
el valor de una vida no se mide por la duración sino por la calidad. Decir más en menos palabras, imposible. Esto se puede aplicar a Cesáreo Gabarain que cuando cruzó la frontera de la eternidad a los 48 años dejaba tras de sí una gran labor como escritor, profesor, sacerdote y musicólogo. Él fue el autor de la letra y la música de algunos de los cantos más populares en nuestras celebraciones litúrgicas, como son Juntos como hermanos o Tú has venido a la orilla (que tanto le gustaban, según dicen, al Papa Juan Pablo II),etc. Dado que todavía estamos en el mes de noviembre, el mes de Difuntos, transcribimos la letra de un canto suyo, de Gabarain, que ofrece una acertada visión de la muerte contemplada con ojos de fe:
Tú nos dijiste que la muerte no es el final del camino, que, aunque morimos, no somos carne de un ciego destino.
Tú nos hiciste, tuyos somos, nuestro destino es vivir siendo felices contigo sin padecer ni morir.
Cuando la pena nos alcanza por un hermano perdido, cuando el adiós dolorido busca en la fe su esperanza, en tu palabra confiamos con la certeza que Tú ya lo has devuelto a la vida, ya lo has llevado a la luz.
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