El mes de mayo, es el mes mariano por excelencia. Por eso se le denomina también "Mes de María". En las parroquias suele haber unas celebraciones especiales para alabar e invocar a Nuestra Señora. También se puede hacer en casa, recordando que el hogar cristiano es una "Iglesia doméstica", como nos dice el Concilio Vaticano II. Una forma sencilla y asequible a todos puede ser: Delante de una imagen o un cuadro de la Virgen, se reza un Padrenuestro y tres Avemarías, pudiendo añadir alguna de estas oraciones:
Bajo tu protección
Se trata de la oración mariana más antigua que se conoce (siglo III, Egipto):
"Bajo tu protección nos acogemos, Santa Madre de Dios; no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades; antes bien, líbranos siempre de todo peligro, ¡oh Virgen gloriosa y bendita!"
Oración de San Bernardo (s. XII)
"Acordaos, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorado vuestra asistencia y reclamado vuestro socorro haya sido abandonado de vos. Animado con esta confianza, a vos también acudo, oh Virgen madre de las Vírgenes, y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a comparecer ante vuestra soberana presencia. No desechéis, oh purísima Madre de Dios, mis humildes súplicas, antes bien dignaos atenderlas favorablemente y concededme lo que os pido. Amén."
Consagración a María
"¡Oh Señora mía! ¡Oh Madre mía! Yo me ofrezco enteramente a vos; y en prueba de mi filial afecto os consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo vuestro, Madre de bondad, guardadme y defendedme como cosa y posesión vuestra. Amén."
Bajo tu protección
Se trata de la oración mariana más antigua que se conoce (siglo III, Egipto):
"Bajo tu protección nos acogemos, Santa Madre de Dios; no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades; antes bien, líbranos siempre de todo peligro, ¡oh Virgen gloriosa y bendita!"
Oración de San Bernardo (s. XII)
"Acordaos, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorado vuestra asistencia y reclamado vuestro socorro haya sido abandonado de vos. Animado con esta confianza, a vos también acudo, oh Virgen madre de las Vírgenes, y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a comparecer ante vuestra soberana presencia. No desechéis, oh purísima Madre de Dios, mis humildes súplicas, antes bien dignaos atenderlas favorablemente y concededme lo que os pido. Amén."
Consagración a María
"¡Oh Señora mía! ¡Oh Madre mía! Yo me ofrezco enteramente a vos; y en prueba de mi filial afecto os consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo vuestro, Madre de bondad, guardadme y defendedme como cosa y posesión vuestra. Amén."
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