Contexto
El Domingo de Ramos es el domingo que abre las celebraciones en las que
rememoramos la Pasión, Muerte y Resurreción de Jesús. Más concretamente, se
rememora la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, en la que la gente salía a su
encuentro con palmas y ramos de olivo para darle la bienvenida.
Color
Rojo
Monaguillos que hacen falta
3, como mínimo, para llevar la Cruz y las velas en las procesiones de entrada y de salida.
Preparativos
Llegar con 45 minutos de adelanto, porque si la celebración se realiza en la plaza hay que trasladar a la entrada de la iglesia todo lo que hace falta:
Para la celebración nos hará falta:
A continuación resumo los aspectos más a tener en cuenta:
La celebración va antecedida por la lectura de una monición de entrada. Una vez acabada, se hace la procesión de entrada, que se realiza desde la sacristía: Los monaguillos van por delante de los sacerdotes, de manera que primero va la Cruz, después las 2 velas una a cada lado, luego los demás monaguillos y por último, los sacerdotes.
Al poco de empezar la Eucaristía, se realiza la bendición de ramos. Un monaguillo tiene que estar atento para coger el acetre con el hisopo y acercarse al sacerdote que bendecirá el agua. Después, el sacerdote bendecirá los ramos, probablemente sin moverse del sitio. Si decide darse una pequeña vuelta alrededor del presbiterio, el monaguillo deberá acompañarle a la derecha del sacerdote, sosteniéndole el acetre, para que pueda “recargar” el hisopo.
Una vez bendecidos los ramos, se lee el Evangelio de la Entrada del Señor. Tras la lectura, si procede, se hace la procesión hacia el interior del templo y mientras tanto el coro canta el Hossana.
Después vendrían las lecturas: primera, salmo, segunda y Evangelio. La lectura del Evangelio es el relato de la Pasión y Muerte de Jesús y suele ser un pasaje bastante largo. La lectura se hace “compartida”, es decir, desde el ambón un lector hará de narrador y desde el altar el sacerdote leerá aquellas partes en las que “habla” Jesús.
Acabada la oración de los fieles y el Credo, se prepara el altar para la Consagración. No olvidéis preguntarle al sacerdote si se le laban las manos o no.
Despues todo discurre igual a una misa “normal”, hasta que lleguemos a la comunión. Ahora es cuando se le da el copón extra al sacerdote, para que ponga en él las partículas que repartirá otro ministro en la comunión.
Como suele haber bastante gente se te va a quedar cara de tonto, porque probablemente vas a estar con la bandeja sin hacer nada, dando vueltas detrás del ministro que da la comunión, pero bueno, son gajes del oficio. Procura mantener derecha la bandeja y que no se te olvide para qué estás armado con la bandeja: la idea es evitar que caiga algún pedacito del Cuerpo de Cristo al suelo. ¿Ok?
Una vez dada la bendición que finaliza la celebración, viene la procesión de salida. De la misma manera que la de entrada, estará en cabezada por los monaguillos que llevan la cruz y las velas, y se va a la sacristía.
Notas adicionales
El Domingo de Ramos es el domingo que abre las celebraciones en las que
rememoramos la Pasión, Muerte y Resurreción de Jesús. Más concretamente, se
rememora la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, en la que la gente salía a su
encuentro con palmas y ramos de olivo para darle la bienvenida.
Color
Rojo
Monaguillos que hacen falta
3, como mínimo, para llevar la Cruz y las velas en las procesiones de entrada y de salida.
Preparativos
Llegar con 45 minutos de adelanto, porque si la celebración se realiza en la plaza hay que trasladar a la entrada de la iglesia todo lo que hace falta:
- bancos para delimitar el presbiterio, bancos para que se siente el coro y sillas para que se puedan sentar los sacerdotes, y cómo no, los monaguillos.
- disponer el atril que hará de ambón, desde donde se proclamará la Palabra.
- colocar y montar el altar. Colocar encima el atril con el misal.
- poner en un sitio destacado y cercano al altar el soporte para las velas y la Cruz, que será la que presida la Eucaristía.
- disponer la credencia de manera que no quede pegada al altar y colocar en ella todo lo que haga falta para la celebración, que se detallará más adelante.
- asegurarse de que los micrófonos funcionan correctamente y que además se escuchan bien desde el fondo de la plaza.
- No vendría mal pasarle unas escobas a la entrada de la iglesia, sobre todo en la zona en la que se va a poner el altar, para que los sacerdotes no se ensucien al arrodillarse, por ejemplo.
Para la celebración nos hará falta:
- NO hay incensario.
- acetre con agua y con el hisopo, para la bendición de los ramos.
- cáliz con purificador encima, patena grande con las partículas (incluida la grande) y el corporal encima. Probablemente hará falta un pequeño copón, en el que se colocarán las partículas que vaya a repartir durante la comunión otro ministro.
- vinajeras, lavabo y bandejas suficientes para la comunión (al menos 3).
- campanas, para tocar durante la Consagración.
A continuación resumo los aspectos más a tener en cuenta:
La celebración va antecedida por la lectura de una monición de entrada. Una vez acabada, se hace la procesión de entrada, que se realiza desde la sacristía: Los monaguillos van por delante de los sacerdotes, de manera que primero va la Cruz, después las 2 velas una a cada lado, luego los demás monaguillos y por último, los sacerdotes.
Al poco de empezar la Eucaristía, se realiza la bendición de ramos. Un monaguillo tiene que estar atento para coger el acetre con el hisopo y acercarse al sacerdote que bendecirá el agua. Después, el sacerdote bendecirá los ramos, probablemente sin moverse del sitio. Si decide darse una pequeña vuelta alrededor del presbiterio, el monaguillo deberá acompañarle a la derecha del sacerdote, sosteniéndole el acetre, para que pueda “recargar” el hisopo.
Una vez bendecidos los ramos, se lee el Evangelio de la Entrada del Señor. Tras la lectura, si procede, se hace la procesión hacia el interior del templo y mientras tanto el coro canta el Hossana.
Después vendrían las lecturas: primera, salmo, segunda y Evangelio. La lectura del Evangelio es el relato de la Pasión y Muerte de Jesús y suele ser un pasaje bastante largo. La lectura se hace “compartida”, es decir, desde el ambón un lector hará de narrador y desde el altar el sacerdote leerá aquellas partes en las que “habla” Jesús.
Acabada la oración de los fieles y el Credo, se prepara el altar para la Consagración. No olvidéis preguntarle al sacerdote si se le laban las manos o no.
Despues todo discurre igual a una misa “normal”, hasta que lleguemos a la comunión. Ahora es cuando se le da el copón extra al sacerdote, para que ponga en él las partículas que repartirá otro ministro en la comunión.
Como suele haber bastante gente se te va a quedar cara de tonto, porque probablemente vas a estar con la bandeja sin hacer nada, dando vueltas detrás del ministro que da la comunión, pero bueno, son gajes del oficio. Procura mantener derecha la bandeja y que no se te olvide para qué estás armado con la bandeja: la idea es evitar que caiga algún pedacito del Cuerpo de Cristo al suelo. ¿Ok?
Una vez dada la bendición que finaliza la celebración, viene la procesión de salida. De la misma manera que la de entrada, estará en cabezada por los monaguillos que llevan la cruz y las velas, y se va a la sacristía.
Notas adicionales
- Una vez acabada la Eucaristía, volved lo más rápido que podáis para recoger todo lo que está fuera. Prestad especial atención a lo que hay en la credencia y los libros, no vaya ser que nos llevemos un disgusto. Después, ayudad a retirar el altar, el ambón y los bancos, para que la gente que venga a la siguiente misa no tenga problemas para entrar.
- El sistema de sonido suele dar más de un quebradero de cabeza. Muchas veces hay que sostenerle el micro al sacerdote, por no decir que casi hay que metérselo en la boca para que se pueda escuchar algo decente, pero bueno, es lo que hay.
- También puede hacer falta que se le sostenga el misal al sacerdote mientras lo lee. Por tanto, estad al loro
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