El sentido de la vida

Con frecuencia uno se encuentra con gente que dice que no le encuentra sentido a la vida. Vivir así debe ser muy doloroso y trágico. Alguien puede preguntar qué es eso del sentido de la vida. Quizá se pueda responder diciendo que es aquello por lo que vale en todo momento y toda situación vale la pena vivir o morir. El sentido está siempre asociado a una situación concreta única. Hasta que Víktor Frankl (1905-1997), famoso psiquiatra austríaco, propuso el sentido de la vida como el motor más auténtico y profundo de la actuación humana, las teorías psicológicas hacían predominar la voluntad de placer (Freud) y la voluntad de poder (Adler) como motivaciones para la vida.

La conciencia es la que percibe el sentido en lo concreto de la vida. Ella apunta a la realidad, pero mira más allá de ella, con el convencimiento de que existe un sentido para cada acontecimiento de ella. Ese sentido último para todo, el creyente lo encuentra en Dios. Los cristianos encontramos ese sentido último en Dios, según Dios se nos manifestó, se nos dio a conocer, en Jesucristo, Hijo de Dios hecho Hombre, que es para nosotros Camino, Verdad y Vida (Jn. 14, 6)

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