El Papa Francisco escribe sobre los ancianos.

En anteriores números de Pobo de Deus hemos transcrito textos de una carta a los novios y a los recién casados. Hoy vamos a transcribir un texto de la misma carta dirigido a las personas del entorno de los ancianos. Empieza el Papa su reflexión con la cita de un versículo del salmo 71. Dice asi: <<No me rechazes ahora en la vejez; me van faltando las fuerzas, no me abandones>> (Salmo 71,9). << Es el clamor del anciano, que teme el olvido y el desprecio. Así como Dios nos invita a ser sus instrumentos para escuchar la suplica de los pobres, también espera que escuchemos el grito de los ancianos. Esto interpela a las familias y a las comunidades, porque <<la Iglesia no puede y no quiere conformarse a una mentalidad de intolerancia, y mucho menos de indiferencia y desprecio, respecto a la vejez. Debemos despertar el sentido colectivo de gratitud, de aprecio, de hospitalidad, que hagan sentir al anciano parte viva de su comunidad. Los ancianos son hombres y mujeres, padres y madres que estuvieron antes con nosotros en el mismo camino, en nuestra misma casa, en nuestra diaria batalla por una vida digna. Por eso, cuanto quisiera una iglesia que desafía la cultura del descarte con la alegría desbordante de un nuevo abrazo entre los jóvenes y los ancianos>>(A.L.191). Estas palabras del Papa nos invitan a una reflexion rezumante de ternura, comprension y empatia.



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